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"¿Para qué una reforma educativa?" (III)

"¿Para qué una reforma educativa?" (III) Dicen que lo prometido es deuda, y no me gusta ser una morosa, así que ahí os va la tercera entrega de la conferencia dada por Jaume Carbonell el día 24 del mes pasado en la Facultad de CC.EE. de la Universidad de Santiago de Compostela.
Ya he comentado un par de aspectos, y me queda un tercero y último: la necesidad de garantizar un sistema de calidad, con el fin de mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, debe ser otro de los principios básicos de cualquier reforma educativa.
Carbonell comenta que los malos resultados de los estudiantes españoles de los que da cuenta el Informe Pisa tienen su origen en que la resolución de problemas que se les plantean no tiene vinculación con la realidad, con la vida cotidiana. Yo estoy totalmente de acuerdo con eso, y con lo que continua exponiendo a este respecto: es necesario cambiar las metodologías si queremos una mejora de los resultados académicos. Esto, claro está, tiene una gran importancia y afecta de forma directa a la integración de las NN.TT., ya que ¿no es la realidad en la que vivimos una sociedad postindustrial en la que la evidencia de las TICs es continua?
Es obvio que las TICs son un recurso más que tenemos a nuestro alcance y que, por sus características, nos facilitarían mucho el llegar a los objetivos que nos propogamos; pero es más, son una realidad constante en esta sociedad en la que la globalización afecta a todos los campos, y, por lo tanto, la educación no puede desvincularse en este sentido: es necesaria su integración.
En la conferencia se continua hablando de la importancia de los libros como parte destacable en la escuela, pero no los libros de texto, sino libros por el placer de la lectura. Según Carbonell, y yo opino lo mismo, la lectura y el lenguaje deben ser considerados una asignatura transversal, no una asignatura concreta: la necesitamos de apoyo para otros conocimientos básicos. En la mayoría de los centros sólo hay libros de texto, y eso hay que cambiarlo para que haya una buena calidad de la educación: hace falta una buena biblioteca.
Cuando hablamos de calidad, no nos referimos exclusivamente a unas buenas instalaciones; calidad supone, entre otras cosas, lo siguiente:
a) Disponer de un proyecto que defina cuál es la filosofía del centro, cuáles son sus valores, sus objetivos, sus modelos pedagógicos, sus contenidos, etc. Es un documento en vivo que se va modificando colectivamente, y en la mayoría de los centros no existe.
b) En relación con el punto anterior, detrás de esos proyectos debe haber equipos que trabajen de forma colaborativa, cooperativa. Muchas veces los claustros son sumas de individualidades: esto no es un proyecto; se necesita voluntad de trabajo en equipo.
c) La cantidad de alumnos por aula es otro punto a tener en cuenta, lo que no significa que pocos alumnos por aula sea signo de calidad.
d) El tamaño del centro es importante si consideramos que una escuela pequeña supone mayor interacción y mejor trabajo en equipo.
e) Servicios e instalaciones: los recursos también son importantes (no olvidemos que es un tema sobre el que se debate mucho, principalmente al hablar de las grandes diferencias entre unos centros y otros y de las dotaciones en cuanto a nuevas tecnologías: factor que crea desigualdades).
f) En cuanto a recursos humanos, Jaume Carbonell se cuestiona si los especialistas, los orientadores y los educadores sociales deben entrar en el centro o deben estar coordinados desde fuera del mismo. Él considera que tantos especialistas dentro del centro están fragmentando las intervenciones, el currículo. El centro donde hay más alumnos problemáticos, sugiere, pordría tener más maestros (dos por aula si es necesario) y no tanto orientador.
g) Para una mejor calidad de la enseñanza se habló también de la necesidad de la implicación de la comunidad educativa: Asociaciones de Madres y Padres activas, participación de los padres en las actividades del centro, etc.
h) Por último, la mejora del proceso de enseñanza-aprendizaje daría un gran paso con una mayor autonomía escolar por parte de los centros. Esta autonomía supone un ejercicio de creatividad, permite organizar de manera distinta, priorizar objetivos, organizar los horarios de forma diferente, tomar decisiones (democracia), ajustar el currículo y adaptarlo, etc. La autonomía es un derecho y un deber, pero sin olvidarnos de que hay que rendir cuentas a la Administración para garantizar la calidad.

"¿Para qué una reforma educativa?" (II)

"¿Para qué una reforma educativa?" (II) Como había prometido, y tratando de completar un poco mi anterior artículo relacionado con la conferencia expuesta por Jaume Carbonell, intentaré resumir parte del punto que había dejado en el aire y que analizaría los principios básicos de cualquier reforma educativa.
Comentaba hace unos días que el primer aspecto fundamental del que se habló en la exposición, era el de garantizar una escuela para todos. En anteriores reformas educativas se había reflejado la necesidad de procurar la igualdad social; sin embargo ese intento se quedó precisamente en eso: la L.G.E. (1970) fue un fracaso en ese sentido y las reformas de 1990 y del 2000 supusieron sólo cierto logro cualitativo importante. A pesar de que toda la población cuenta con la posibilidad de tener una plaza en la educación, esa oferta educativa es desigual tanto en la privada como en la pública (la calidad varía independientemente de si el centro es público o privado).
a) Actualmente existen desigualdades importantes en el tramo de 0 a 3 años (Educación Infantil) porque la oferta de escuela pública es muy escasa y no todo el mundo puede costear estos estudios.
b) También hay desigualdad en el tramo de la postobligatoria: los sectores sociales más desfavorecidos son los que abandonan el sistema, van a Programas de Garantía Social, F.P. o carreras universitarias menos valoradas.
c) Otro punto que habitualmente no se tiene en cuenta en las reformas es el tema de los inmigrantes: la mayoría desaparecen del sistema educativo al llegar al Bachillerato, por problemas de pobreza, lengua y cohesión social. Existe una falta de integración en el sistema educativo y se está a un paso de la marginación social. Se deberían construir centros para la acogida de inmigrantes.
d) Un aspecto también importante, es el contexto familiar y sociocultural, ya que condiciona el futuro del estudiante, su éxito o su fracaso. ¿Se lee en los hogares? ¿Se va al teatro? ¿Se viaja? ¿Qué expectativas tienen los padres sobre los hijos? ¿Se interesan por ellos y por su actividad escolar? ¿Colaboran en el proceso de educación de los hijos?
Muchos padres no quieren, no pueden o no saben implicarse, y la escuela no puede solucionar todo lo que representa el éxito o el fracaso escolar; por eso se debe conseguir que todos los alumnos puedan adquirir un capital cultural mínimo, los objetivos mínimos. Para ello podría pensarse en llevar a cabo medidas de compensación educativa o de discriminación positiva: los alumnos más desfavorecidos deben recibir más apoyo. En el tiempo no escolar, los alumnos que no tienen un soporte en casa deben tener la posibilidad de unas horas de orientación y ayuda.
e) Otro factor de desigualdad es el relacionado con las NN.TT., ya que no todos los alumnos tienen Internet en casa o no se pueden costear actividades extraescolares (idiomas, música, ...)
La conclusión que sacamos de todo esto es que, la escuela, junto con otros agentes sociales, debe poner las medidas para paliar la desigualdad en la educación; y está claro que, para ello, también es necesario poder contar con los recursos materiales necesarios.
Si no tenemos en cuenta todos estos aspectos, no podremos conseguir una educación basada en la igualdad de oportunidades y mucho menos alcanzar al resto de los países europeos en ese rendimiento escolar que tanto nos preocupa desde los últimos informes realizados.
En un tercer y último artículo tengo la intención de exponer el otro punto importante del que habló Jaume Carbonell el pasado 25 de enero: la garantía de una escuela de mayor calidad como segundo principio básico de una reforma.

"¿Para qué una reforma educativa?" (II)

"¿Para qué una reforma educativa?" (II) Como había prometido, y tratando de completar un poco mi anterior artículo relacionado con la conferencia expuesta por Jaume Carbonell, intentaré resumir parte del punto que había dejado en el aire y que analizaría los principios básicos de cualquier reforma educativa.
Comentaba hace unos días que el primer aspecto fundamental del que se habló en la exposición, era el de garantizar una escuela para todos. En anteriores reformas educativas se había reflejado la necesidad de procurar la igualdad social; sin embargo ese intento se quedó precisamente en eso: la L.G.E. (1970) fue un fracaso en ese sentido y las reformas de 1990 y del 2000 supusieron sólo cierto logro cualitativo importante. A pesar de que toda la población cuenta con la posibilidad de tener una plaza en la educación, esa oferta educativa es desigual tanto en la privada como en la pública (la calidad varía independientemente de si el centro es público o privado).
a) Actualmente existen desigualdades importantes en el tramo de 0 a 3 años (Educación Infantil) porque la oferta de escuela pública es muy escasa y no todo el mundo puede costear estos estudios.
b) También hay desigualdad en el tramo de la postobligatoria: los sectores sociales más desfavorecidos son los que abandonan el sistema, van a Programas de Garantía Social, F.P. o carreras universitarias menos valoradas.
c) Otro punto que habitualmente no se tiene en cuenta en las reformas es el tema de los inmigrantes: la mayoría desaparecen del sistema educativo al llegar al Bachillerato, por problemas de pobreza, lengua y cohesión social. Existe una falta de integración en el sistema educativo y se está a un paso de la marginación social. Se deberían construir centros para la acogida de inmigrantes.
d) Un aspecto también importante, es el contexto familiar y sociocultural, ya que condiciona el futuro del estudiante, su éxito o su fracaso. ¿Se lee en los hogares? ¿Se va al teatro? ¿Se viaja? ¿Qué expectativas tienen los padres sobre los hijos? ¿Se interesan por ellos y por su actividad escolar? ¿Colaboran en el proceso de educación de los hijos?
Muchos padres no quieren, no pueden o no saben implicarse, y la escuela no puede solucionar todo lo que representa el éxito o el fracaso escolar; por eso se debe conseguir que todos los alumnos puedan adquirir un capital cultural mínimo, los objetivos mínimos. Para ello podría pensarse en llevar a cabo medidas de compensación educativa o de discriminación positiva: los alumnos más desfavorecidos deben recibir más apoyo. En el tiempo no escolar, los alumnos que no tienen un soporte en casa deben tener la posibilidad de unas horas de orientación y ayuda.
e) Otro factor de desigualdad es el relacionado con las NN.TT., ya que no todos los alumnos tienen Internet en casa o no se pueden costear actividades extraescolares (idiomas, música, ...)
La conclusión que sacamos de todo esto es que, la escuela, junto con otros agentes sociales, debe poner las medidas para paliar la desigualdad en la educación; y está claro que, para ello, también es necesario poder contar con los recursos materiales necesarios.
Si no tenemos en cuenta todos estos aspectos, no podremos conseguir una educación basada en la igualdad de oportunidades y mucho menos alcanzar al resto de los países europeos en ese rendimiento escolar que tanto nos preocupa desde los últimos informes realizados.
En un tercer y último artículo tengo la intención de exponer el otro punto importante del que habló Jaume Carbonell el pasado 25 de enero: la garantía de una escuela de mayor calidad como segundo principio básico de una reforma.